No más Transantiago!!! Usuarios se toman Providencia
El clásico proverbio “Guagua que no llora no mama”, se a convertido en una conducta habitual de nuestra sociedad en el último año. Miles de ciudadanos salen a las calles en forma espontanea u organizada en reclamo por algo que consideran injusto o simplemente no comparten el juicio. Energía, educación, sueldos, libertad de expresión y otros tantos temas de interés, inspiraran a los chilenos a copar las calles a modo de protesta. Y el transantiago cuando, me preguntaba yo, es que puede haber algo que irrite e incomode más a los santiaguinos que el ineficiente modelo de transporte; el costo de pasaje más caro de América del Sur, buses incómodos, con paraderos que solo tienen tres asientos, como si ese fuera el número de personas esperando, conductores que no asumen que prestan un servicio de transporte de pasajeros y que no sólo conducen un vehículo de carga, planos de recorridos mal diseñados, porque no se ajustan a las necesidades de los usuarios y como si esto fuese poco el sistema no respeta frecuencias, no tiene ni una lógica la cantidad de buses en operación, con la de usuarios requiriendo el servicio. Producto de esta relación es que vemos a miles de capitalinos todos los días y a toda hora agolpados en paradas del transporte público; cansados, aburridos, molestos, decepcionados, vulnerados y violentados por un modelo que mostró ser ineficaz, un sistema que todos quienes lo hemos usado nos queda claro que no funciona, un sistema que humilla a diario a quien debe recorrer horas compartiendo un metro cuadrado con seis personas, un sistema que contribuye a la infelicidad de los santiaguinos, que aunque sea una paradoja, incrementa e inspira el individualismo y la falta de conciencia social, un sistema que transformo a los usuarios en una carga a transportar. Sin embargo, este modelo es defendido por quienes lo administran, lo diseñaron e incluso por las autoridades, que en rigor debieran de velar por el bienestar social, sin embargo aparecen en los medios de comunicación anunciando mejoras que nunca se ejecutan y lanzando campañas inocuas, incapaces siquiera de inspirar una actitud en los diferentes actores de la sociedad.
El transantiago es un antimodelo, es el mejor ejemplo de como no se hacen las cosas y el reflejo de una sociedad donde se ha perdido el valor de la experiencia y sólo se da paso a criterios técnicos desarrollados en una oficina, por algún graduado de alguna universidad de prestigio internacional, o en honor a la austeridad, un egresado de una universidad nacional. Un joven profesional, ejecutivo, con criterio gerencial, como nos gusta, pero que jamas a vivido la experiencia de trasladarse en un sistema de transporte público día a día como única posibilidad, sin alternativa alguna, debiendo asumir, soportar y acostumbrarse a ser humillado, vejado y considerado un objeto a trasladar, ser traslado como un bien de consumo más.